Setiembre, mes donde los cusqueños recordamos peregrinar a nuestro SEÑOR DE HUANCA, pero un dato que muchos no conocíamos es de la existencia de “El Señor de Huanca del Antiguo Barrio Inca de Qolqampata, el actual Barrio de San Cristóbal”.
Y es que esta información solo se encontraba en las esferas de los vecinos más antiguos de este tradicional barrio, muy antigua devoción, cuyo origen está ligado al Primigenio Beaterio y Posterior Monasterio de las Nazarenas del Cusco.
La importancia del Señor de Huanca del Barrio de San Cristóbal, era tal el siglo pasado, que muchos devotos recurrían a las Madres Nazarenas, llevándoles peticiones para que fueran rezadas por ellas, frente a la milagrosa imagen.
EL BEATERIO DE LAS NAZARENAS DESCALZAS DEL CUSCO:
Se fundó en Cusco el año de 1695, bajo la advocación del Santísimo Nombre de Jesús Nazareno, como recogimiento y refugio de voluntaria clausura para mujeres que quisieran vivir la contemplación de la vida espiritual.
Luego de muchos traslados el Beaterio consigue los terrenos de su definitiva ubicación el 27 de mayo de 1745; durante el gobierno episcopal del Obispo Don Pedro Morcillo Rubio y Auñon. Dos años después, durante el papado de Benedicto XIV, el Beaterio consigue autorización para la clausura de 45 beatas. Ocurriendo su traslado definitivo desde su local en la Calle Choquechaca hacia la ubicación en la Casa de las Sierpes el 27 de agosto de 1747. Años más tarde se gestiona la elevación del Beaterio en Monasterio, consiguiéndose la Real Licencia el 19 de julio de 1760.
Desde su primera fundación en 1745 hasta su cierre definitivo, el Monasterio de las Nazarenas acompaño la vida espiritual del Cusco y del Barrio San Cristóbal por más de 200 años, siendo en todos esos años participe y escenario de muchas historias y tradiciones de nuestra ciudad, registradas en antiguas crónicas y recopilaciones, sin embargo una es poco conocida aunque es la más importante.
LA HISTORIA DEL SEÑOR DE HUANCA DE LAS NAZARENAS DEL BARRIO DE SAN CRISTÓBAL:
En el convento de las Nazarenas existía una monjita Cusqueña muy devota al Señor de Huanca, la cual que tenía muchos deseos de poder visitar el Santuario en las faldas del Pachatusan. La hermana Nazarena hizo todos los esfuerzos posibles y consiguió los permisos necesarios para poder hacer la peregrinación, como era su mayor deseo. A pocos días de la celebración se fractura una pierna que la postra en cama e impidiendo su peregrinación hacia el santuario.
Durante su convalecencia llora su mala fortuna de forma muy sentida, hasta que durante la madrugada del 14 de septiembre, día del Señor de Huanca. El señor se le aparece en sueños y le dice:
¿Por qué lloras hija mía?, ¿acaso no ves que estoy aquí?
La monjita despierta sobresaltada y con sorpresa ve sobre una antigua piedra negra de su celda, la imagen grabada del Señor de Huanca con su espalda sangrante luego de haber sido flagelado y como un hecho prodigioso su pierna estaba totalmente sana.
En el convento de las Nazarenas existía una monjita Cusqueña muy devota al Señor de Huanca, la cual que tenía muchos deseos de poder visitar el Santuario en las faldas del Pachatusan. La hermana Nazarena hizo todos los esfuerzos posibles y consiguió los permisos necesarios para poder hacer la peregrinación, como era su mayor deseo. A pocos días de la celebración se fractura una pierna que la postra en cama e impidiendo su peregrinación hacia el santuario.
Durante su convalecencia llora su mala fortuna de forma muy sentida, hasta que durante la madrugada del 14 de septiembre, día del Señor de Huanca. El señor se le aparece en sueños y le dice:
¿Por qué lloras hija mía?, ¿acaso no ves que estoy aquí?
La monjita despierta sobresaltada y con sorpresa ve sobre una antigua piedra negra de su celda, la imagen grabada del Señor de Huanca con su espalda sangrante luego de haber sido flagelado y como un hecho prodigioso su pierna estaba totalmente sana.
A partir de entonces la pequeña celda de la monjita, dentro del Monasterio de las Nazarenas, se convirtió en una pequeña capilla en donde las demás madres Nazarenas oraban por las peticiones de los devotos del barrio, quienes alcanzaban sus intenciones a las madres y ellas llevaban hasta la Capilla y oraban ante la imagen del Señor de Huanca”.
El impedimento de poder entrar dentro del claustro y la fama extendida dentro del barrio de los hechos prodigiosos y milagrosos del Señor de Huanca , así como la certeza de que su aparición se dio sobre la una roca negra sobre el muro de la calle Pumacurco. Llevo a los vecinos del Barrio a saludar al Señor de Huanca a través de una piedra especial ubicada exactamente a espaldas de la roca negra sobre la cual apareció el Señor de Huanca, la cual en la actualidad se encuentra muy desgastada por tanto devoto que al pasar por aquel muro saluda y reza al señor de Huanca de las Nazarenas.
Lamentablemente con el paso del tiempo, el Monasterio poco a poco perdió vocaciones, pasando de ser un Monasterio muy activo y numeroso a uno languideciente hasta finalmente ser abandonado. El terremoto de 1950 sumado al sismo de 1986, deterioro gravemente el local del monasterio, obligando a las últimas madres Nazarenas a unirse al Monasterio Carmelita.
Aproximadamente hacia 1900, el Monasterio de las Nazarenas del Cusco, se convirtió en Monasterio de media clausura, por cuanto las monjas debían atender un internado que funcionaba en la casa adyacente. En este local funciono durante muchos años el Colegio del Tránsito para Niñas (dedicado a Nuestra Señora del Tránsito de María).
En 1938 eran 28 religiosas, en 1950 solo 21 y en 1978 eran apenas 9. Hasta que el local fue abandonado para convertirse en sede institucional de COPESCO. Luego del sismo de 1986 y el abandono del local por las madres Nazarenas, la devoción al Señor de Huanca se fue perdiendo, aunque su recuerdo se mantuvo vivo en los vecinos más antiguos del Barrio.
Luego de que el local se intervino y aprovechando la amistad con los trabajadores de COPESCO, algunos vecinos pudieron ingresar a la antigua celda monacal convertida ya en una pequeña capilla, es durante estos años que la devoción volvió a ser retomada. Volviendo a ser interrumpida por algún tiempo luego de que COPESCO se mudara a su local en Wanchaq. Tras la concesión del local para su uso como hotel, el temor de los vecinos aumento, pues muchos pensaban que no se permitiría el ingreso a la Capilla, olvidando definitivamente al Señor de Huanca de las Nazarenas.
Una vez restaurado el Antiguo Monasterio y dedicado el local al funcionamiento del Hotel, la gran afluencia de gente que llegaba a visitar al Señor atraves del convento, llevo a los responsables del hotel a gestionar la apertura de una puerta por la cual se pueda llegar con mayor facilidad a la capilla, y es así como en la actualidad se puede visitar la milagrosa imagen de Nuestro Señor de Huanca del Antiguo Monasterio de las Nazarenas.
La primera vez que compartimos esta sagrada imagen fue el 2014, en estos años que pasaron no tuvimos oportunidad de volver a compartir la sagrada imagen ni su historia por muchos factores. Hoy volvimos a la capilla de la Calle Pumacurco y fuimos parte de la misa de novenario, que muy fervorosamente sus devotos hacen oficiar al Milagroso Señor de Huanca. El cariño y amabilidad de sus devotos nos llenó de emoción, la alegría al ver “rostros nuevos” en su celebración nos convencieron en tener que compartir nuevamente la historia, esperando que muchos más Cusqueños y vecinos del barrio asistan a la capilla, para saludar al Señor de Huanca de San Cristóbal, una de las imágenes devocionales más antiguas de la Ciudad, muy anterior incluso al famoso cuadro del Templo de Santiago y evidentemente muchísimo más antiguo que la imagen procesional del Templo de la Merced.
Quienes este 14 de setiembre día del Señor de Huanca, no puedan dirigirse al Santuario del Pachatusan, visiten la pequeña capilla de la calle pumacurco. El Señor está ahí esperando nuestra visita, los antiguos devotos gustosamente los recibirán y estarán ávidos de compartir sus dones.
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